sábado, 15 de enero de 2022

MAZO DE MEREDO Y RIO SUARON






Allí estabas, abajo, escondido entre la arboleda, silencioso hoy, no estabas solo, allí, a tus pies, estaba tu eterno acompañante, el Suarón, siempre fiel, esperando le vuelvas a decir ven, ven y juntos vamos a demostrar quienes somos.

Allí estabas, abajo, allí apareciste, entre castaños y árboles de ribera, allí te vi con tus mejores galas, iluminado por el sol que se filtraba entre la arboleda y arrullado por tu eterno acompañante, el Suarón.

Allí estabas, abajo, callado, te rescataron de un sueño eterno y te vistieron tus mejores galas para exhibirte, pero ahí estabas, silencioso. Cuentan tu historia, cuentan quien eras, cuentan… pero allí estabas, callado.

Allí estabas, abajo, callado, escondido entre la arboleda y el Suarón a tus pies, esperando, un día alguien te diga, vamos, sigue haciendo historia.






El Mazo de Meredo o de Suarón está en el municipio de Vegadeo, habrá que llegar a la población de Vegadeo (capital del municipio), para allí tomar la carretera AS-22 dirección Boal. Llegar a Piantón y girar a la derecha por la carretera CP-4, el Mazo está aproximadamente 1 km antes de llegar a Meredo.

lunes, 16 de noviembre de 2015

CASCADAS Y MOLINOS DE ONETA



Tenemos un paisaje en nuestra tierra que es la envidia de muchos. Vas de ruta y te encuentras gente de otras provincias que llegan aquí, no sólo vienen a las ciudades y lugares de moda en turismo, andan pateando nuestros caminos, subiendo nuestros picos, callejeando por nuestros pueblos, y nosotros aquí sin enterarnos de lo que tenemos.

Hace unos días fuimos a ver la cascada de Oneta, en el municipio de Villayón, en el occidente asturiano, hacía tiempo habíamos visto fotos de esta cascada pero no nos habíamos decidido a ir a conocerla, nos parecía que estaba lejos, pues allí nos encontramos gente de Vitoria, a ellos no les pareció lejos.

Como digo, hay que ir hasta el municipio de Villayón para conocer esta cascada que en realidad son tres. Para llegar hasta allí nos dirigimos a Navia y en esta población tomamos la carretera AS-25 dirección Arbón – Villayón.

Esta carretera bordea el río Navia por su margen izquierda, hicimos una parada para disfrutar de las panorámicas que nos ofrecía, nos enteramos que tiene mucho turismo de aficionados a las piraguas y a la pesca. Para los interesados decir que hay un camping allí mismo, me pareció un entorno precioso para pasar unos días.
La carretera comenzaba a subir, en unos pocos minutos ya vimos en lo alto Villayón, capital del concejo. La desviación hasta la población de Oneta estaba poco antes de llegar a Villayón, era una carretera bastante estrecha pero de buen firme, dejamos atrás varios pueblinos y enseguida llegamos a Oneta.


Oneta es un pequeño pueblo ganadero con sus hórreos y paneras, sus huertas y gente agradable que no tienen inconveniente en darte cualquier explicación que necesites. El camino hasta las cascadas es muy corto, poco más de 1 Km, en un principio llaneas entre una pradería para luego empezar a descender caminando ya por una pista de montaña entre castaños, pinos y algún roble.


Al poco de iniciar el descenso nos encontramos con un molino que estaba en ruinas y medio oculto entre vegetación vimos el canal por el que se desviaba el agua del rio hacia el molino. Allí mismo vimos como el pequeño rio encajonado entre la peña se desplomaba al vació, estábamos en la parte de alta de la cascada de Oneta.


Continuamos el camino y nuestra sorpresa fue encontrarnos con todo un entramado de canales de agua para los molinos harineros que se iban sucediendo a medida que avanzábamos en nuestra ruta; en los tiempos que todos estos funcionaban debía de ser un espectáculo, que pena que no se restauren todos y los hicieran funcionar todos juntos. 



Como ya dije el trayecto era corto y enseguida encontramos el sendero que nos dirigía a la cascada de Oneta o también llamada La Firbia, era la primera cascada, allí apareció entre los árboles, un poco escondida. Dicen que tiene unos 20 m de caída, pero eso era lo de menos, impresionaba ver la caída de agua en aquel entorno de alisos, impresionaba el ruido y la nube de agua pulverizada que se originaba al caer el agua con fuerza desde aquella altura, impresionaba y eso que no tenía mucha agua, el enclave era espectacular, la gente se sentaba a comer el bocadillo allí contemplando la grandiosidad de la naturaleza que nos rodeaba.


Continuamos la ruta, allí mismo vimos otro molino también abandonado, el camino que tomamos para ir hasta la otra cascada parecía un antiguo canal de agua para otro molino, más allá lo encontramos.

Seguimos por el sendero esta vez bajando unos metros, se sentía caer el agua, allí estaba la segunda cascada, Ulloa, era más pequeña pero para mí más bonita, eran como dos cascadas en una, allí estábamos, pequeños, impresionados por todo lo que nos rodeaba, la luz del sol filtrándose entre las ramas de los alisos y fresnos, la cascada, el ruido del agua, el musgo colgando de la roca, todo ello hacía de este lugar un sitio mágico, habría que salir de allí pronto no fuese a aparecérsenos la xana o los xaninos.

Ir a la tercera cascada, Maseirúa nos fue imposible, no encontramos ningún sendero, entonces dimos la vuelta por el mismo sitio no sin prestar más atención al paisaje que nos rodeaba.
Era la hora de comer y nos dirigimos a Villayón, nos habían recomendado ir al Torneiro, y no nos defraudó, se come muy bien, son muy atentos y además nos animaron a dar un paseo hasta el pico Villayón, y eso hicimos, fue un pequeño paseo y nos vino muy bien para bajar la comida. 



Desde el pico Villayón pudimos disfrutar de unas maravillosas vistas de todo el pueblo, de la sierra del Carondio y además divisar el mar con la ría y la población de Navia. Desde allí pudimos hacernos una situación de donde nos encontrábamos: enfrente de donde estábamos pero al otro lado del rio Navia estaba el municipio de Boal, abajo en la costa se veía Navia y el municipio de Coaña a la altura de Navia pero también a la otra orilla del rio.  



Fue un día precioso de sol y calor, vimos unas cascadas espectaculares, comimos fenomenal y conocimos otro lugar de nuestra tierra que no desmerece en nada de otros lugares más publicitados, seguro que volveremos.


sábado, 14 de noviembre de 2015

EL TABALLÓN DEL MONGALLU




Pasar un día en el campo disfrutando del colorido del otoño es el mejor regalo que te puedes hacer, busca un itinerario, la mejor compañía y a caminar por estos paisajes que tenemos aquí al lado de casa, no hace falta ir muy lejos. No hay nada más bonito que salir al campo en otoño.
Una de mis últimas salidas y que recomiendo hacer ahora, pues creo que es el mejor momento para realizar, es la cascada del Taballón  del Mongallu, en Campo de Caso. Digo que es un buen momento porque es otoño y el colorido que os vais a encontrar es impresionante, también por el camino, si está muy mojado y embarrado puede ser una dificultad en algunos sitios.
Para realizar esta ruta hay que ir al municipio de Campo de Caso y llegar a la población de Tarna, desde allí mismo parte la ruta.
Siempre dije que cuando se sale a hacer una ruta esta comienza desde que se sale de casa, que hay que ir disfrutando del paisaje durante todo el trayecto. En este caso os digo que no esperéis a llegar a Tarna para comenzar a disfrutar, que no os podéis perder todo lo que veis, y sobre todo en pasando la población de Campo de Caso, ya que a la salida de esta población cambia la carretera, de repente se estrecha casi a la mitad, es como retroceder en el tiempo un montón de años, a mí me resultó precioso, algo que en muy pocos sitios aún se puede disfrutar, la carretera discurría entre los muros de las fincas, los árboles y el río que nos acompañaba, ellos nos iban abriendo el camino a seguir. Todo esto me resultó precioso, rodeados por árboles de mil colores que se hacían hueco entre las peñas y el río que bajaba de la montaña; apetecía volver atrás para dejar el coche y hacer el trayecto a pie. Más tarde nos encontramos con una pareja de Bilbao y nos comentaron lo mismo.
Llegamos a Tarna, el día estaba cambiando, comenzaron a aparecer nubes que no nos gustaron mucho, surgieron dudas pero al final decidimos iniciar la ruta.
Ya habíamos intentado realizar esta ruta en invierno, había nevado pero ya hacía tiempo que lucía el sol y no quedaba resto de nieve, pero eso era lo que creíamos, cuando llegamos a Tarna había tanta nieve que era imposible realizarla si no era con unas raquetas. 


La ruta se inicia cruzando un pequeño puente sobre el rio Tarna, a la entrada del pueblo, y está indicada durante todo el trayecto, no hay problemas de pérdida. En su inicio es un camino de servidumbre de prados, de pendiente bastante pronunciada, los prados con cierres de piedra y muy cerrado en arboleda mixta de castaños, robles, fresnos, avellanos, acebos,...


Llevábamos media hora caminando y comenzó a orbayar, parecía que esta ruta estaba gafada, así y todo seguimos. 


Enseguida dejamos el camino entre prados y comenzamos a llanear entre hayas centenarias, si éstas pudieran hablar…
Cruzamos un puente de madera sobre un arroyo, a partir de ahí el camino cambió y se adentró aún más en el bosque de hayas, era el hayedo de Monte Saperu, estaba impresionante, una variedad de ocres y verdes hacían de este bosque algo espectacular, llegamos en el mejor momento, no tardando mucho esto no se podrá ver, ya había mucha hoja en el suelo, había sitios que íbamos pisando sobre una alfombra de hojas.


Nada más salir del hayedo, a lo lejos vimos la cascada, ya quedaba menos, pero a partir de aquí el camino se estrecha y discurre por una senda, esto se nos hizo un poco más dificultoso. El paisaje a partir de aquí se abría, ya no había tanta arboleda y aprovechamos para ver el horizonte que nos rodeaba. Llegamos a los pies de la cascada, espectacular, no tenía mucha agua pero impresionaba ver la altura desde la cual caía. Hicimos las fotos de rigor y vuelta por el mismo camino, si nos había impresionado a la subida lo volveríamos a disfrutar a la vuelta. 
Las nubes cada vez amenazaban más y el orbayu nos acompañó todo el camino aunque algo tapaban los árboles del bosque, el final del trayecto ya apretaba un poco más.


Luego nos enteramos que había otro camino para la vuelta ya que la ruta era circular, pero parece ser que no éramos los únicos que no nos enteramos pues la mayoría daba la vuelta por el mismo sitio.
Subimos hasta Tarna para ver la cascada del Taballón pero al final lo que más disfruté fue el bosque de hayas, su colorido, además como amenazaba tormenta de vez en cuando soplaba el aire, ver y oír como aquellas alfombras de hojas se deslizaban ladera abajo fue todo un espectáculo.