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martes, 23 de septiembre de 2014

UN LUGAR PARA ESCAPAR



Ya dejamos atrás las vacaciones, pero a pesar de todo, a pesar de que no hace mucho que las dejamos atrás, necesitamos un cambio, una pausa, un desconectar del mundo, encontrarnos con la naturaleza, escapar y perdernos por los caminos, sentir nuestras pisadas y saber que estamos aquí y que necesitamos tomar conciencia de que somos los mismos de siempre pero que nos dejamos arrastrar por los que dirigen este mundo, que hace poco que terminamos nuestras vacaciones y ya nos damos cuenta que estamos atrapados. 





Con qué facilidad nos engulle este mundo creado para que dejemos de existir, con qué facilidad y sin darnos cuenta dejamos de pensar en nosotros mismos, con que facilidad nos llevan los que nos dirigen hacia lo que quieren que pensemos y opinemos, hasta que un día tenemos la suerte de encontrar un minuto para pensar y sentimos que necesitamos estar solos, solos con la naturaleza, solos con nosotros mismos, que necesitamos poner los pies en la tierra, que necesitamos tomar conciencia de que lo realmente importante en esta vida somos nosotros, que lo único que necesitamos es querer y sentirnos queridos, de sentirnos felices con las pequeñas cosas que tenemos, ese día decidimos escapar, buscar un lugar cercano y tranquilo y solamente pedimos tener un lugar donde poder dormir tranquilamente, ver las estrellas y tener paz.
 

Cerca de donde nos encontramos y sin necesidad de ir muy lejos, seguro podremos encontrar un lugar para no pensar, un lugar para estar con nosotros mismos. Hoy sueño con un lugar en la montaña, a cada cual le apetecerá el suyo, yo me veo en plenos Picos de Europa, en CAMARMEÑA, una aldea con sus casas colgadas de la montaña, una aldea del municipio de Cabrales. 


Me sueño allí viendo caer la tarde con el Urriellu enfrente de mí, viendo como los últimos rayos de sol se reflejan en él haciendo resaltar sus tonalidades anaranjadas. Me sueño allí observando como al caer la tarde aparecen planeando en el aire las águilas con su vuelo tranquilo diciéndonos que hay silencio y tranquilidad, que se acerca la noche y estamos solos. Me sueño allí  en la oscuridad de la noche sin otro sonido que el de los grillos y disfrutando de las estrellas. Me sueño allí en sueño profundo, tranquilo y reparador. Me sueño allí despertándome con las primeras horas del día y ver que allí está el Urriellu con otra luz y otro color. Me sueño allí … y me siento feliz, no existe nada más que lo que tengo a mi alrededor, esa naturaleza que me dice que soy pequeño e insignificante ante la grandiosidad de lo que me rodea, esa naturaleza que me dice que disfrute, me serene y que soy yo quien vive aquí, que soy importante porque puedo disfrutar de todo lo que me rodea y que busque en mí lo que realmente importa. Me sueño allí y ya me siento bien.







martes, 12 de agosto de 2014

A LOS PIES DEL URRIELLU

Hay un Pico en Asturias que es conocido por montañeros de todo el mundo, es el Picu Urriellu, también llamado “Naranjo de Bulnes”, la verdad es que no deja indiferente a nadie, a unos por el deseo de lograr su cima, a otros por su forma, y a mí porque algo tiene de mágico que siempre me atrajo, tanto es así que siempre planeo un momento y un lugar para disfrutarlo.

En Asturias existen varios lugares desde donde podemos contemplar el Urriellu con sólo acercarnos en coche, en Llanes conozco cuatro puntos desde donde se puede ver, en el pueblo de La Malatería, en la sierra plana de Carriles, desde el alto del Torno (carretera de La Nueva a Corao) y también desde los acantilados de Villanueva de Pria y Picones, (impresiona poder ver el Urriellu y estar al lado del mar), en el concejo de Cabrales desde el mirador del Pozo de la Oración, desde los pueblos de Poo y Asiego, y también desde Camarmeña desde donde pude contemplar una tarde al caer el sol como éste iba tomando una tonalidad anaranjada, fue emocionante.

Esta vez ya no me bastaba verlo de lejos, tenía necesidad de verme allí arriba, a sus pies, para ello después de consultar las previsiones meteorológicas encontramos el día adecuado, verano, un día completo de sol, sin una nube ni previsiones de niebla.

Madrugamos para iniciar la subida con el frescor de la mañana y evitar las mayores horas de calor, pero en el tramo final el sol ya calentaba bastante. 

 
Majada la Tenerosa y las praderías de Bulnes


Majada La Tenerosa con el refugio y Picos Albos

Nuestro punto de partida fue la majada del Texu que está a los pies del pueblo de Sotres. De allí tomamos dirección a la majada de Pandebano  por una pista ganadera, al final había que dejar la pista y subir unos metros hasta alcanzar la loma, allí nos estaba esperando el Urriellu, ya lo veíamos, nos indicaba el camino a seguir. Tomamos la senda hacia la majada de La Tenerosa (1315 m) donde existe un refugio y también una fuente, allí pudimos hacer provisión de agua ya que no la íbamos a encontrar en todo el camino. 

Monte La Varera, Picos albos y la cumbre del Urriellu


Dejando atrás La Tenerosa atravesamos el monte La Varera, y enseguida llegamos al Collau Vallejo, a partir de aquí el camino cambió para hacerse más agreste, ya habíamos dejado atrás las majadas con sus praderas y ahora estábamos en un sendero arañado a la roca y a una altura impresionante, las vistas también impresionaban, al oeste el Neverón del Urriellu, los Picos Albos, al sur el Urriellu, abajo Bulnes, a lo lejos Ondón, atrás Peña Maín, también vimos un grupo de personas que descendía muy lentamente hacia Bulnes por Camburero, esta senda parte del pueblo de Bulnes a la vega del Urriellu, el camino era muy pendiente y parecía dificultoso. 

Desde Collau Vallejo las Traviesas, Picu Urriellu y el Neverón del Urriellu


El Urriellu durante toda la subida nos mostraba su cara norte, se veía cercano, pero nos esperaba todavía bastante trayecto y deberíamos ir con cuidado, estábamos a mucha altura. Pasando la zona que llaman Las Traviesas comenzamos a subir en zig-zags encima teníamos el Urriellu pero se hacía desear, el sol calentaba bastante y el camino se nos hacía más costoso. Y por fin vimos el refugio (1960 m), ya habíamos llegado a la vega del Urriellu. 

Picu Urriellu - Cara norte


Estábamos a los pies del Urriellu, y aunque durante todo el camino no nos cansábamos de mirarlo, estar debajo de él impresionaba aún más. Echamos una mirada atrás, por donde habíamos llegado, en ese momento era tan grande la satisfacción que todo lo pasado para llegar hasta allí se nos había olvidado. Todos nuestros sentidos eran para captar todo lo que había a nuestro alrededor, no queríamos perdernos nada.

Llegando, ya se ve el Refugio

Picu Urriellu - Cara oeste


Nos refrescamos en la fuente y buscamos un lugar donde poder comer y disfrutar de las vistas que desde allí se nos ofrecían, se podían ver a nuestra izquierda el Neverón del Urriellu, Los Picos Albos, abajo las praderías de Bulnes, enfrente Peña Maín y al fondo la Sierra del Cuera que separa Llanes de Cabrales, en todo lo que alcanzábamos a ver el cielo completamente azul, solamente se podía ver una línea muy fina de nubes que dibujaba el contorno de la Sierra, esto quería decir que detrás de ella, en el concejo de Llanes, había nubes y el Cuera hacía de barrera, solamente al ir avanzando la tarde consiguieron saltar la barrera para adentrarse en Cabrales, pero esto muy tímidamente. Detrás y marcando una línea muy fina con el azul del cielo vimos el mar Cantábrico. 

Desde la Vega del Urriellu, Peña Maín y Sierra del Cuera


Detrás nuestro teníamos el Urriellu, el sol lucía radiante detrás de él, y dos grupos de escaladores hacían lo posible para llegar a la cima, unos por su parte suroeste ya estaban muy arriba, el otro grupo estaban filmando la escalada de una mujer que estaba intentando la subida por la cara más difícil, la cara oeste, desde abajo se les oía hablar, era muy curioso pero se les oía perfectamente aunque estaban a media altura.

Picu Urriellu y Refugio


En la vega se veían varios corros de piedras donde los montañeros se cobijan para dormir a veces sin más techo que la noche estrellada, debe de ser muy bonito.


Vega del Urriellu

Vega del Urriellu - Neverón del Urriellu


También pudimos comprobar como conviven dos medios de transporte, el antiguo y el moderno, estando allí llegó el helicóptero de los bomberos y al poco tiempo, apareció por el mismo camino por el que antes habíamos llegamos nosotros, un porteador con un par de mulas que venían cargadas y me imagino que de comida.


Neverón del Urriellu


Nosotros aunque estábamos en una nube tuvimos que bajar del encantamiento para poner rumbo otra vez hacia abajo, todavía nos quedaban unas tres horas de camino, repostamos agua otra vez y nos despedimos del lugar aunque no del Urriellu que nos acompañaría casi todo el viaje hasta llegar a Pandébano, aunque esta vez nos acompañará para siempre ya que allá donde estemos y aunque no lo veamos, podremos recordar este día.





domingo, 21 de julio de 2013

BULNES




Un pueblo escondido entre montañas, pero no por eso desconocido para la gente ya que por su situación siempre fue lugar de paso y de refugio para los montañeros que se dirigían al Urriellu.  El Urriellu, o para muchos el Naranjo de Bulnes, es el lugar de peregrinación de muchos montañeros de España y del resto de Europa, es una mole de piedra caliza que atrae a los escaladores y que toma una tonalidad anaranjada a la caída de la tarde cuando recibe los últimos reflejos del sol en sus paredes. 



El pueblo de Bulnes fue antes, más que ahora, lugar de refugio de muchos montañeros que solicitaban comida y un poco de calor en los momentos más difíciles de su paso por estos parajes, ya que el tiempo en los Picos de Europa puede cambiar en cuestión de minutos. La vida para el montañero y para Bulnes ha cambiado mucho en los últimos años ya que la disponibilidad de coche cambió un poco la ruta, ahora muchos se acercan en coche hasta Sotres y de ahí a Pandebano y de esta forma hacen el trayecto al Urriellu un poco más cómodo y rápido. 
Para llegar a Bulnes hoy podemos decir que hay dos formas de ir, una andando y otra en funicular, hasta septiembre de 2001 la única forma de llegar a Bulnes era caminando por una senda escavada en la falda de Peña Maín; hoy en día en ocho minutos nos podemos encontrar en Bulnes cruzando en funicular por las entrañas de Peña Maín. Esta es una buena forma de hacer un viaje rápido pero para sentir la magia de las cosas hay que sudarlas un poco, y da mucha satisfacción el conseguir la meta que nos proponemos. Hacerme caso y subir caminando por la senda, por la que los antiguos moradores de Bulnes subieron y bajaron con sus caballerías, el único medio de transporte de mercancías que podían utilizar. 
El sendero parte de Poncebos, ya os comenté en su día que Poncebos era el punto de partida de varias rutas muy bonitas, tenemos que cruzar el puente La Jaya, sobre el río Cares, y seguir el canal del Texu, la senda va escavada en la ladera de Peña Maín y a nuestra derecha nos acompañará el rio Texu aunque le perderemos la vista ya que enseguida ganaremos altura y el río nos quedará abajo en las profundidades del desfiladero. 



Si volvemos la vista atrás veremos Camarmeña, incrustada en la montaña hasta que de pronto la perdemos de vista pues la montaña nos va encerrando en ella a medida que vamos ganando altura. Al final la montaña nos abre el paso y vemos en el alto unas casas al otro lado del río, es Bulnes de Arriba, la senda ya toma piso firme, ya que no hay precipicio, estamos al lado del rio, buen momento para remojarnos un poco los pies. 
De aquí parten dos caminos, el de la izquierda sube a Bulnes de Arriba, yo seguí por el camino que acompaña el río, la verdad es que seguir el rio me pareció más agradable y la senda era menos pendiente, además después de hora y media de ascensión con un desnivel de casi 500 metros y el sol pegando fuerte, al final el cuerpo me pedía “llanear” un poco, (os recomiendo calcular la hora salida para no subir cuando más calor hace). 


Llegamos a Bulnes o lo que también llaman La Villa, que se comunica  con Bulnes de Arriba, o el Castillo. Lo primero que encontramos al llegar es el cementerio y restos de la casa rectoral, antiguamente el cementerio estaba techado para evitar las avalanchas de nieve, luego encontraremos un puente por el que entraremos ya en el pueblo. 
Hoy en día con la llegada del funicular todo está cambiado, hasta la forma de vida de sus habitantes, Bulnes vivió siempre del pastoreo y hoy en día prácticamente del turismo, las callejuelas de tierra pasaron a adoquinarse y las casas hicieron un lavado de imagen, hoy en día las casas se han transformado en restaurantes, albergues y alojamientos rurales, la gente que se ve por allí ya no son solo montañeros y senderistas ahora están los turistas que llegan en el funicular, solo hay que fijarse en la indumentaria para saber cómo llegaron a Bulnes.


A menos de 200 metros, por un camino se llega a Bulnes de Arriba o el Castillo desde donde podremos ver una preciosa panorámica del camino por el que subimos. 


Para mí ir a Bulnes tenia un lado sentimental ya que parte de mis raíces están en este pueblo, quise imaginarme la gente hace cien años y ver a mis antepasados pisando esas callejuelas y sufriendo las nevadas aislados del resto del mundo durante meses y la senda como única salida del pueblo con las caballerías como medio de transporte.
Según vivimos hoy en día, tan urbanizados como estamos con todo a nuestro alcance, comida, transporte, médico, etc, es difícil volver la vista atrás aunque solo sea al año 2000 (el funicular funciona desde septiembre de 2001) e imaginarse la vida sin todas las comodidades que tenemos como para volver la vista atrás cien años. 


Disfrutar de este bonito pueblo y pensar un poco en la vida de sus habitantes, si es posible probar a quedaros en él, sentiros aislados del mundo por un día ya que funicular tiene unas horas de funcionamiento.
Sirva todo esto como homenaje a mis antepasados y demás gentes del lugar que tan duros momentos tuvieron que vivir.