En la costa del concejo de Ribadedeva, oriente de
Asturias, en Pimiango hay una ermita que pocas personas en Asturias, a parte de las del lugar saben de ella, fue
dada a conocer en una famosa película, “El Abuelo”, de José Luis Garci,
interpretada por Fernando Fernán Gómez y Cayetana Guillen Cuervo. Una
importante escena de esta película se rodó en los soportales de esta ermita
de San Emeterio. Desde ese momento he querido conocer donde estaba y hace unos
años y de forma casual me encontré ante ella.
Hoy he querido volver a ese sitio, el lugar donde está
es precioso, al lado de unos acantilados y rodeada de un bosque de encinas.
También decir que allí al lado está la Cueva del Pindal, considerada desde el
2008 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y de la que hablaré en otro
momento ya que aún no la conozco, aunque de este año no pasa.
Detrás de la ermita una pequeña ruta o mejor dicho un
pequeño paseo a las ruinas de un monasterio cisterciense, Santa María de Tina,
la verdad es que es un milagro que estas ruinas sigan en pie.
El recorrido hasta allí es precioso, atravesaremos un bosque de encinas, a medio camino cruzaremos un pequeño puente desde donde podremos ver en época de lluvias, una pequeña cascada de agua y como desde allí mismo ese agua cae al mar.
El recorrido hasta allí es precioso, atravesaremos un bosque de encinas, a medio camino cruzaremos un pequeño puente desde donde podremos ver en época de lluvias, una pequeña cascada de agua y como desde allí mismo ese agua cae al mar.
Enseguida llegamos a las
ruinas del monasterio que aparecen en medio de la vegetación casi milagrosamente; es fácil
sentirse exploradores por un día, e imaginarse como sería ese monasterio en sus tiempos. Desde aqui oímos que el mar suena cerca de nosotros, seguimos
caminando entre las encinas y enseguida nos vemos encima de la mar. Es impresionante
vernos en medio de un bosque de encinas y el mar a nuestros pies todo eso con
el sonido de la naturaleza acompañándonos.
Cuando emprendía el regreso me encontré con un
grupo de personas, un señor me preguntó ¿falta mucho para llegar al monasterio?, no,
contesté, no, está a pocos metros de aquí, ¿dan algo allí? me preguntó, yo levanté las
manos y le señalé el paisaje que nos rodeaba, y le dije, el sonido de los
pájaros, la brisa, el ruido del mar, ¿le parece poco?, y después de ver las
ruinas diríjase a los acantilados es precioso, las mujeres que iban con él me
sonrieron y me dijeron, tiene razón, el paisaje ya es el regalo.
hola me podrías decir cuánta distancia recorrida supone el itinerario que propones desde la ermita hasta los acantilados, es para hacerlo con una persona mayor este verano, si no es una gran distancia
ResponderEliminarMuchas gracias