martes, 12 de mayo de 2015

EL PLAYÓN DE BAYAS



Parece que el cuerpo pedía mar y aparecimos sin pensarlo mucho en la playa de Santa María del Mar en el municipio de Castrillón. En este lugar habíamos terminado una ruta que partía de la playa de San Juan allá por el mes de marzo del año pasado, nuestra intención en aquel momento era continuar la ruta hasta el playón de Bayas, pero como siempre que vamos a un sitio nos cuesta abandonarlo, los kilómetros al final se terminan acortando para poder disfrutar de lo que nos apetece en aquel momento. Pero esta era una ruta que estaba pendiente y había que terminar. 



La playa de Santa María del Mar es una preciosa playa de arena negra consecuencia de los sedimentos que arrastra el río Nalón que desemboca no muy lejos, pero eso no la hace fea, es solamente diferente a las demás. Nosotros pateamos por la playa, paseamos por los alrededores y comimos allí mirando al mar. Estábamos disfrutando, pero había que comenzar el camino para llegar a Bayas y volver.

El camino comienza al final de la playa, un buen lugar para disfrutar de unas preciosas vistas sobre el mar ya que luego el camino se adentra para no volver a verlo hasta llegar a la playa de Bahines. Esta pequeña playa aparece entre prados como un regalo pues el camino nos lleva justo hacia ella. 



Continuamos por otra pista asfaltada que parte de la misma playa, comienza cuesta arriba pero en llegando al alto hay que tomar camino a la derecha, donde dejamos la pista asfaltada para tomar un camino ancho por donde llaneamos entre un bosque de eucaliptos que nos llevó a la siguiente playa, Munielles, la vimos aparecer entre los árboles, una bonita aparición. Esta playa es más grande que la anterior y más abierta, su situación y el estar la marea baja nos permitió divisar la isla de Deva y los acantilados de Cabo Peñas. 



También el camino terminaba en la playa, para continuar tuvimos que cruzar un pequeño reguero y tomar una carretera bastante cuesta que nos llevó por los pueblos de la rasa costera. La verdad es que caminar por carretera no es de mi gusto pero la ruta estaba indicada con flechas blancas en el asfalto y nos llevaba por allí. 
Dejamos a la derecha las desviaciones que indicaban a playón de Bayas y cuando ya habíamos dejado atrás todas las casas y parecía que nos salíamos de la ruta encontramos otra flecha blanca que nos indicaba a la derecha por un camino estrecho entre eucaliptos, continuamos por él con un poco de desconfianza hasta que vimos que tomaba pendiente hacia abajo, aquello tenía que terminar en el mar.
 

Un poco de dificultad al final por los regueros que cruzaban el camino pero enseguida llegamos al aparcamiento de la playa, algo que no nos gustó, pero nada más pisar la arena apareció el playón de Bayas, impresionante como siempre. Llegar allí significa una sonrisa en la cara, un respirar hondo y sentir un remanso de paz, eso era lo que buscábamos y que sabíamos que ocurriría.
 

Playón de Bayas es un lugar para desconectarse del mundanal ruido, aire, olas, amplitud, naturaleza brava, un lugar para descansar la vista, un lugar para dejarla perderse a lo lejos en el mar, a lo lejos en la arena, perdiéndose sin encontrar el final. Da gusto pasear por este arenal sin encontrarse apenas nadie, sin ver una toalla que estorbe la vista. Un lugar donde la brisa te lleve los pensamientos y no sientas nada más que lo que ves, un lugar para estar en el ahora y disfrutar con los sentidos. Este era el final que queríamos para un buen día.
 




jueves, 26 de marzo de 2015

DE TARNA A PUERTO DE LAS SEÑALES



Parece ser que la primavera ya llegó, ya aparecieron las primeras flores, los árboles ya dejan asomar los primeros brotes, los días ya son más largos, pero el invierno parece que no nos quiere dejar, otra vez vuelve a nevar.
Hace unas semanas el invierno nos dio una pequeña tregua y apareció el sol, hacía calor y nos apetecía una excursión en coche, de esas que hacemos de vez en cuando. Esos recorridos son como una necesidad de escapar, recorrer km y km y no parar nada más que donde las emociones nos detengan. Ese día nos apetecía escapar.
¿Mar o montaña? Aquí en Asturias esta es la pregunta que nunca falta cuando decidimos salir. Esta vez la cosa estaba clara, montaña, queríamos ver nieve, ver todos los días el horizonte nevado a lo lejos nos llamaba y queríamos aprovechar el día de sol para hacer unas fotos en la nieve. Después de descartar  varios lugares decidimos dirigirnos hacia el puerto de Tarna, no hacía mucho el puerto había estado cerrado y posiblemente aún hubiese mucha nieve.


Tomamos carretera dirección a Langreo, pasamos Laviana, Sobrescobio y Campo de Caso y enseguida nos vimos en el pueblín de Tarna, parada obligada. El pueblo aún tenía calles cubiertas por la nieve, la mayoría de las casas estaban cerradas pero la gente había acudido a ver la nieve, los niños aprovechaban para jugar con ella. Nos encontramos con unos excursionistas que habían intentado ir hasta la cascada del Tabayón del Mongallu, pero la posibilidad de perderse por no poder seguir la senda les había hecho desistir del intento.


Nosotros decidimos seguir puerto arriba hasta Tarna (1490 m), la carretera estaba limpia de nieve, solo el problema de un pequeño argayo, (creo que tardarán en arreglarlo, desde la salida de Campo de Caso la carretera parece de otro siglo). Según íbamos tomando altura se abría el valle y las vistas se hacían más bonitas, cuando llegamos al alto, espectaculares. ¡Qué maravilla! La carretera estaba limpia pero todo alrededor nieve, estaba hermoso, un sol radiante reflejándose en la nieve daba una luminosidad especial. 


Ya estaba decidido, nos quedaríamos allí, no queríamos más, había que disfrutar de aquellos parajes y de la cantidad de nieve impresionante que todavía había. 


Había bastante gente deslizándose con trineos, otros llegaban con esquís dispuestos para disfrutar la jornada deslizándose por aquellas pequeñas lomas. Un par de montañeros bien equipados de esquís y raquetas llegaban de una travesía nos hablaban de la muy buena calidad de la nieve para caminar con raquetas y deslizarse con los esquís, venían de lejos. Nosotros cominos al calor del sol y pisamos un poco la nieve hasta que vimos la imposibilidad de caminar por ella sin hundirnos, fue entonces que decidimos que nuestra única posibilidad era caminar por la carretera. 


Tomamos carretera al puerto Las Señales (provincia de León), aprovecharíamos para disfrutar del paisaje y hacer unas fotos, las vistas durante todo el trayecto espectaculares, a lo lejos pudimos ver los picos más altos de los Picos de Europa. 


En el alto de Las Señales  (1625 m) había bastante gente haciendo aún sobremesa a la orilla de la carretera (mejor dicho en la misma carretera). Allí había mucho más acúmulo de nieve y estaba más compacta y helada, tanto es así que hasta alguien había hecho sus pinitos fabricando un pequeño iglú que en aquel momento disfrutaban los niños, los no tan niños al llegar allí no resistimos la curiosidad de vernos dentro de él.


El sol ya estaba cayendo y el fresco ya se notaba, había que dar la vuelta, disfrutando del mismo paisaje pero con otra luz y otras sensaciones. Nos marchábamos llenos de energía, emociones y sensaciones y con un montón de fotos de las que poder disfrutar en cualquier momento. 




domingo, 15 de marzo de 2015

RUTA EN COCHE POR SOMIEDO



Amaneció un día de sol precioso y  estaba caliente, la gente se había tirado a la calle, la verdad es que ya necesitábamos un poco de luz después de tantos días grises lloviendo y nevando. Estábamos esperando que mejorara el tiempo para ir a ver la nieve, después de la gran nevada de este año los puertos estarían preciosos.

Como las carreteras ya estaban más transitables, decidimos hacer un recorrido en coche y buscamos un itinerario, Somiedo. Primeros de marzo, los días más largos, sol, calor y Somiedo, un Parque Natural y además Reserva de la Biosfera, seguro sería un día perfecto.

La decisión de entrar en Somiedo por la vecina provincia de León no se suele cuestionar cuando nos dirigimos a Somiedo, nos gusta recorrer la zona de Luna y Babia.

Subimos por la autopista del Huerna y nos desviamos en la primera  salida de la autopista (C-823) dirección Villablino, cuando subíamos el puerto el sol se ocultaba entre las nubes hasta que desapareció completamente.

Cruzamos toda la zona de Luna y Babia admirados por el paisaje nevado, el pantano lleno de agua y el río Luna espectacular acompañándonos durante casi todo el trayecto, solo nos faltaba un poco de sol. Llegamos a Piedrafita de Babia y allí nos desviamos hacia el puerto de Somiedo. Cuanto más nos acercábamos al puerto más nieve, estaba precioso aunque nos daba un poco de miedo por la niebla que hacía lo imposible por bajar de los altos.



Llegamos a Santa María del Puerto, en el alto de Somiedo, imposible dar un paso fuera de la carretera, para ello serían necesarias unas raquetas, no obstante para caminar por el monte en estas condiciones hay que conocer mucho el terreno.


Entablamos conversación con un vecino que nos explicó un poco de la vida de la gente del lugar, en el pueblo en invierno pocos quedan, otros se dedican a la trashumancia, son los vaqueiros de alzada, suben con el ganado al puerto en mayo y no bajaban hasta noviembre cuando ya comienza el invierno, estos luego se dirigen hacia la zona de Grado y Salas. Aunque ya teníamos conocimiento de la vida de los vaqueiros de alzada agradecimos la buena conversación, es agradable ir a los sitios y que te den un poco de conversación o simplemente que te saluden.



Bajamos el puerto, hacia el lado de Asturias había mucha menos nieve y el tiempo ya mejoraba, nubes y claros, esto nos animó a seguir nuestra ruta. Bajamos hasta Caunedo y en la Casona de Lolo nos acogieron con calor, un buen pote y caldereta de cordero, riquísimo todo. Ya con alegría en el cuerpo seguimos la ruta. Decidimos volver sobre nuestros pasos y nos dirigimos a la braña de La Peral, los teitos de escoba estaban escondidos entre tanta nieve que había, todo era silencio y nieve a nuestro alrededor, pero seguro estaría con mucha actividad en primavera.




Continuamos carretera abajo con la intención de ir a ver como estaba de nieve el valle de Saliencia. Pasamos Pola de Somiedo y unos pocos Km más abajo encontramos la desviación hacia Saliencia. Un valle precioso, también estaba muy solitario. El agua corría por todos los regueros, el río bajaba bravo, todo sonido era el del agua. Todo alrededor nieve y agua.




Llegamos a Saliencia, último pueblo del valle, la carretera al puerto de La Farrapona estaba cerrada por nieve, todo alrededor estaba precioso, supimos donde estaba la carretera por las señales de tráfico, era extraño pero estaba bonito, un camino ancho flanqueado por los linderos de las fincas, y así seguirá todo el invierno hasta que el sol haga su trabajo o lleguen las palas a quitarla cuando los ganaderos tengan que subir su ganado en primavera. 



Somiedo, volveremos, pero a caminar por tus valles y montañas, a ver tus brañas y tus lagos, hay mucho que ver y disfrutar en este Parque Natural y Reserva de la Biosfera.