Parece
ser que la primavera ya llegó, ya aparecieron las primeras flores, los árboles
ya dejan asomar los primeros brotes, los días ya son más largos, pero el
invierno parece que no nos quiere dejar, otra vez vuelve a nevar.
Hace
unas semanas el invierno nos dio una pequeña tregua y apareció el sol, hacía
calor y nos apetecía una excursión en coche, de esas que hacemos de vez en
cuando. Esos recorridos son como una necesidad de escapar, recorrer km y km y
no parar nada más que donde las emociones nos detengan. Ese día nos apetecía
escapar.
¿Mar
o montaña? Aquí en Asturias esta es la pregunta que nunca falta cuando
decidimos salir. Esta vez la cosa estaba clara, montaña, queríamos ver nieve,
ver todos los días el horizonte nevado a lo lejos nos llamaba y queríamos
aprovechar el día de sol para hacer unas fotos en la nieve. Después de
descartar varios lugares decidimos dirigirnos hacia el puerto de Tarna, no hacía mucho
el puerto había estado cerrado y posiblemente aún hubiese mucha nieve.
Tomamos
carretera dirección a Langreo, pasamos Laviana, Sobrescobio y Campo de Caso y
enseguida nos vimos en el pueblín de Tarna, parada obligada. El pueblo aún
tenía calles cubiertas por la nieve, la mayoría de las casas estaban cerradas
pero la gente había acudido a ver la nieve, los niños aprovechaban para jugar
con ella. Nos encontramos con unos excursionistas que habían intentado ir hasta
la cascada del Tabayón del Mongallu, pero la posibilidad de perderse por no poder seguir la
senda les había hecho desistir del intento.
Nosotros
decidimos seguir puerto arriba hasta Tarna (1490 m), la carretera estaba limpia de
nieve, solo el problema de un pequeño argayo, (creo que tardarán en arreglarlo,
desde la salida de Campo de Caso la carretera parece de otro siglo). Según
íbamos tomando altura se abría el valle y las vistas se hacían más bonitas,
cuando llegamos al alto, espectaculares. ¡Qué maravilla! La carretera estaba
limpia pero todo alrededor nieve, estaba hermoso, un sol radiante reflejándose
en la nieve daba una luminosidad especial.
Ya
estaba decidido, nos quedaríamos allí, no queríamos más, había que disfrutar de
aquellos parajes y de la cantidad de nieve impresionante que todavía había.
Había
bastante gente deslizándose con trineos, otros llegaban con esquís dispuestos
para disfrutar la jornada deslizándose por aquellas pequeñas lomas. Un par de
montañeros bien equipados de esquís y raquetas llegaban de una travesía nos
hablaban de la muy buena calidad de la nieve para caminar con raquetas y
deslizarse con los esquís, venían de lejos. Nosotros cominos al calor del sol y
pisamos un poco la nieve hasta que vimos la imposibilidad de caminar por ella
sin hundirnos, fue entonces que decidimos que nuestra única posibilidad era
caminar por la carretera.
Tomamos
carretera al puerto Las Señales (provincia de León), aprovecharíamos para disfrutar del paisaje y
hacer unas fotos, las vistas durante todo el trayecto espectaculares, a lo lejos pudimos ver los picos más altos de los Picos de Europa.
En el alto de Las Señales (1625 m) había bastante gente haciendo aún
sobremesa a la orilla de la carretera (mejor dicho en la misma carretera). Allí
había mucho más acúmulo de nieve y estaba más compacta y helada, tanto es así
que hasta alguien había hecho sus pinitos fabricando un pequeño iglú que en
aquel momento disfrutaban los niños, los no tan niños al llegar allí no resistimos
la curiosidad de vernos dentro de él.
El
sol ya estaba cayendo y el fresco ya se notaba, había que dar la vuelta,
disfrutando del mismo paisaje pero con otra luz y otras sensaciones. Nos
marchábamos llenos de energía, emociones y sensaciones y con un montón de fotos
de las que poder disfrutar en cualquier momento.
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