Después
de la tormenta siempre viene la calma. Llevamos un tiempo que no salimos de
alerta por un temporal para entrar en otro, y siempre el último es más fuerte
que el anterior. Ya apetecía un poco de calma, y también un poco de sol. Para
celebrarlo quisimos ir a la playa, esta vez fuimos un poco lejos, cerca ya de la
vecina provincia de Lugo, fuimos a Tapia de Casariego. Hacía años que no íbamos
por allí, solíamos ir a menudo a pasar algún fin de semana en verano y también
al campeonato de surf que se celebra en Semana Santa.
Tapia
de Casariego es un sitio ideal para pasar unos días o mejor aún unas vacaciones,
tiene muchas playas, es un lugar donde se garantiza el sol más que en otras
zonas de Asturias, y tiene buen ambiente para salir a cenar o tomar unas copas.
Los amantes del surf ya lo sabrán, pero para
los que no lo sepan, decir que todos los años en Semana Santa se celebra el
campeonato internacional de tabla corta, y que el ambiente es fenomenal. Y si
acudís en verano deciros que las fiestas son alrededor del 16 de julio ya que
se celebra el Carmen, y que en agosto se puede disfrutar de la feria del mar y
campo, y del Festival Intercéltico del occidente que cada año se supera. ¿qué
más se puede pedir?
Puestos
ya en dirección hacia Tapia de Casariego, contaros que estrenamos la autopista
del Cantábrico, por fin ya está terminada, ahora llegar a Tapia es un momento y
además al ir la carretera bastante elevada se va viendo el mar, fue un viaje precioso.
Lo que sí se perdió fue el encanto de ir viendo los pueblos por los que se
pasaba antes y que ahora quedan apartados de la autopista, pero se ganó en
seguridad y tiempo y ellos ganaron en tranquilidad. Antes cruzábamos por Cadavedo,
Luarca, Navia ahora los dejamos a un lado, ni nos enteramos que quedaron atrás,
es un viaje rápido.
Llegamos a Tapia, un día de sol precioso y no tiraba el aire, que en esta zona suele soplar bastante. Nos dirigimos hacia el puerto, no había mucha gente, era un ambiente relajado y muy agradable. La zona del puerto es un lugar de encuentro, allí se reúne la gente del pueblo y los turistas a tomar el sol, pasear y disfrutar de unas sidras o unas tapas en las terrazas de los pequeños bares que allí se concentran. Es un buen sitio, tiene una buena vista del puerto pesquero y además se está muy agradable, sobre todo cuando hace sol. Nadie se puede sentir forastero allí, te tratan con amabilidad ofreciendo confianza y además con la consumición te ofrecen un aperitivo. Esto es lo que se debería hacer en todos los sitios pero se puede decir muy alto que no suele ser así.
Luego fuimos a comer, al ser temporada baja, muchos restaurantes estaban cerrados y como no sabíamos dónde dirigirnos lo mejor que hicimos fue preguntar, un señor del pueblo nos explicó muy amablemente sobre varios restaurantes para terminar indicándonos la sidrería “La Terraza”, un lugar que a simple vista por fuera nos hubiera pasado desapercibido pero donde comimos muy bien y en un ambiente agradable, (ya queda anotado en la agenda), después de comer nos encontramos otra vez con el señor y le pudimos dar las gracias.
La
tarde era de lo más agradable, el viento en calma, el sol alegrándonos el día.
Nos dirigimos al puerto, había pocos barcos pesqueros, el tiempo y el momento
nos animaba a pasear y nos dirigimos hasta el final del espigón, allí se
encuentra el faro que se levanta sobre un pequeño islote que está unido a
tierra, la verdad que hicimos algo que es típico en Tapia, el
pasear por el puerto hasta el final del espigón. Quisimos comprobar que la mar
había vuelto a la tranquilidad.
Volvimos sobre nuestros pies para seguir bordeando la costa, esta vez por el otro lado del puerto. Fue bonito verlo desde la otra orilla ya que se ganaba en altura y pudimos ver bien lo que fue el origen del pueblo, se veían las casas agrupadas y escalonadas alrededor del puerto, resultan muy pintorescas todas con sus fachadas blancas y sus tejados de pizarra.
Continuamos
el camino bordeando los acantilados y nos encontramos con una piscina de agua salada, en este momento estaba vacía de agua pero era fácil imaginarsela llena de gente disfrutando en ella o tomando el sol en las tarimas que crearon para ello, y en un entorno ideal, un lugar ganado al mar para disfrute y sin estropear el paisaje, es más, se disfruta aún más del paisaje, os animo a ir a verlo.
Seguimos el camino para terminar apareciendo en la playa de Anguileiro o la playa Grande, es en esta playa donde se celebra el Campeonato de Surf. Urbanizaron todo el entorno, pero está precioso, yo que soy contraria a que urbanicen la naturaleza puedo decir que estaba hecho con mucho gusto. Aquí terminamos la tarde tomando el sol, disfrutando de las vistas y viendo como un niño intentaba hacer sus primeros pinitos con una tabla de surf, quizás el día de mañana termine participando entre los mejores surfistas que acudan al campeonato de su pueblo.
Seguimos el camino para terminar apareciendo en la playa de Anguileiro o la playa Grande, es en esta playa donde se celebra el Campeonato de Surf. Urbanizaron todo el entorno, pero está precioso, yo que soy contraria a que urbanicen la naturaleza puedo decir que estaba hecho con mucho gusto. Aquí terminamos la tarde tomando el sol, disfrutando de las vistas y viendo como un niño intentaba hacer sus primeros pinitos con una tabla de surf, quizás el día de mañana termine participando entre los mejores surfistas que acudan al campeonato de su pueblo.
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