sábado, 24 de agosto de 2013

DESTINO FIGUERAS

Este fin de semana fui de camping, hacía años que no sacaba mi tienda canadiense, la verdad es que ya es una reliquia ante la nueva generación de tiendas iglú que se ven en los camping  pero cumplió bien su función y pasamos un fin de semana muy bonito. Os animo a que salgáis de camping, se disfruta mucho más de la naturaleza, del tiempo y hay más facilidad para conocer gente.
El destino era conocer más a fondo la costa del occidente, más concretamente el concejo de Castropol, aunque en realidad solo conocí a fondo una parte, siempre hay que dejar algo por ver para tener deseos de volver pronto.
Os voy a contar el pequeño recorrido que hicimos por la costa, fue un paseo muy bonito pudimos disfrutar de la costa asturiana y ver la costa lucense. Esta ruta también se puede hacer en bicicleta ya que la mayor parte del trayecto discurre por carretera y lo demás son pistas anchas sin ningún peligro.
Iniciamos la ruta en el camping Vegamar en Barres, el día estaba nublado y con un poco de aire pero estaba caliente y parecía que iba a salir el sol, nos dirigimos hacia la playa de Peñarronda que está a unos 300 m, este trayecto es favorable pues es cuesta abajo, para empezar la ruta está bien, y enseguida llegamos a la playa, es preciosa, hay que andar aún un poquito para llegar a la arena pues lo primero que nos encontramos es una zona de dunas, un riachuelo y una pequeña laguna hoy bastante cubierta de vegetación que parecía estar toda llena de ranas pues sonaban croar bastante, a mí no me gusta ver estos bichos menos mal que no me tropecé con ninguno, pero sí me gustó oírlas en medio de ese paisaje impresionante. La playa estaba bastante concurrida por surfistas, da gusto verlos intentando coger las olas, ellos lo pasan bien y a los demás nos resulta entretenido mirarlos. 









Aunque lo estábamos pasando bien mirando a los surfistas había que continuar la ruta, que pensábamos terminar en Figueras, para ello salimos de la playa y continuamos la carretera a la derecha, nos encontramos con el pueblo de Villadum, en él se puede ver la construcción típica de la zona con el tejado de pizarra, al poco de dejar el pueblo nos encontramos con una laguna, me impresionó bastante encontrar una laguna allí, no me lo esperaba y además con pájaros que nadaban a sus anchas, allí me encontré con un señor que estaba observando con prismáticos los pájaros que anidan en la laguna, me estuvo contando que estaba observando a las gallinetas con sus crías y a un zampullín, este último era el que más le interesaba, se zambullía continuamente en el agua y tardaba en salir. 


Después de intentar verlos sin prismáticos continuamos hacia la playa de Arnao, no es muy grande pero se ven unas vistas preciosas del mar con los barcos veleros, enfrente la costa lucense y a la derecha la Punta de la Cruz hasta donde se puede llegar a través de pistas de tierra, no fuimos hasta allí, nos quedamos disfrutando de las vistas y del sol que se dignó a hacer acto de presencia y ya nos acompañó toda la tarde.


Después de descansar un buen rato continuamos con la ruta, ahora tocaba alejarnos un poco de la costa para poder atravesar la autopista que nos separaba de Figueras, este trayecto se me hizo un poco largo y aburrido pero por fin llegamos a Figueras, había que atravesar el pueblo siempre hacia abajo para llegar al puerto, punto final de la ruta. Si lo visto durante la ruta fue precioso el final no tiene nada que envidiar. Figueras está en la ría del Eo, este río  separa Asturias de la provincia gallega de Lugo, enfrente vimos Ribadeo, a la izquierda Castropol, se ve precioso, a la derecha  Astilleros Gondan en el que vimos un barco muy grande que ya parecía terminado y otro en fase de construcción bastante adelantada.



El puerto era un continuo movimiento de niños tirándose del muelle al agua, de barcos de recreo saliendo y otros entrando en puerto, y dentro de la ría en lo que denominan la playa del Tesón, que es un arenal que queda en medio de la ría y a la que llegan a nado o en barco, los niños bañándose. Todo muy animado y para los que vamos de paso muy entretenido. Como ya estábamos en el final de la ruta era un buen momento para tomar algo en los bares del puerto y disfrutar tranquilamente de las vistas a la ría y del ambiente del puerto. Me quedaron las ganas de haber continuado la ruta hasta Castropol pero como había que volver al camping quedará para otra vez. 

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