Un
día decidí que iba a comenzar a caminar, elegí una ruta y siempre dirigía mis
pasos por el mismo camino, me decían que todo el que
comienza a caminar nota un cambio positivo en su vida. Salía de casa con la
idea de encontrar algo, no sabía qué, pero comenzaba a caminar y para mí
aquello tenía un principio y un final, aquello era pura rutina como todo lo
demás. Un día, que en principio parecía como tantos otros, me pilló una
tormenta, me asusté, qué hacía yo allí en medio de aquella truena, me dije, no
vuelvo a salir si no es para encontrarme un día de sol. Pero en el regreso algo
cambió en mí, aquella tormenta tenía algo de bueno, no supe qué pero me atrapó,
fue como un despertar a lo que me rodeaba, comencé a fijarme en la tormenta, a
analizar todo lo que veía y oía, la luz de la tormenta era impresionante, ya no
daba miedo era bonita, el cielo se iluminaba por momentos, fue un despertar de
los sentidos, el olor de la hierba mojada penetraba en mí, los colores de la
tarde eran diferentes de cualquier otra tarde, la bruma se colaba entre los
árboles creando un ambiente mágico, el agua caía creando una música relajante,
de repente me di cuenta de todo eso, aquel camino que estaba acostumbrada a
recorrer no parecía el mismo, allí estaba lo que buscaba. Buscaba un sentido a
las cosas, y aquel día lo encontré, el camino era el mismo, los árboles eran
los mismos, pero había cambiado yo.
A
partir de aquel día volví a menudo a hacer aquella pequeña ruta, y cada vez
descubría algo nuevo, la luz, los olores, la música del paisaje siempre era
diferente, yo era también diferente, salía de casa con la ilusión de ver lo que
me deparaba el camino, y el camino me recibía con una sonrisa, el camino me
abrazaba, me atrapaba y me decía, esto es lo que buscabas un abrazo y una
sonrisa, esta es la ruta que estabas buscando un despertar a la naturaleza, a
los sentidos, a encontrar el sentido de las cosas, a disfrutar del camino y no
solo caminar por él, porque en el camino descubres lo que de verdad importa en
esta vida, porque en el camino descubres que no necesitas mucho para sentirte
feliz y a partir de aquí el camino te cambia.
Hoy
salgo al camino absorbiendo lo que la naturaleza me muestra, ya no tiene un
principio y un final, el camino son unas sensaciones y unos sentimientos que
traerás contigo y que podrás disfrutar en cualquier lugar, en cualquier momento
y que atraparás para sentirte bien, el recuerdo de ese camino te hará sonreír y
te abrazará y lo podrás disfrutar en la distancia. Aquel día realicé mi mejor ruta, y a partir de aquel día mis siguientes
pasos fueron un descubrir y un disfrutar constante. El camino me había
cambiado.